Monday, December 10, 2012

RIP Primavera Club (2006 - 2012)

Esta semana hará seis años del primer Primavera Club que montaron en el CCIB, justo coincidiendo con la noticia de que esta edición ha sido la última del festival en Barcelona. Así como todos tenemos nuestros rincones favoritos de la ciudad, nuestras trozos favoritos de nuestras canciones favoritas o esa parte del sofá donde estamos más cómodos que en el resto; el Primavera Club es el festival al que tengo más cariño.

Ha llovido mucho desde esa primera edición. El cartel era increíble. Visto con la necesaria perspectiva, allí vi algunos de los conciertos que más me han marcado. Fue la primera vez que vi a Teenage Fanclub. La primera de varias, cierto, pero la única en la que tocaron Bandwagonesque de inicio a fin. De ese concierto recuerdo la espera: dos o tres mil personas, expectantes, con sólo un pensamiento en la cabeza: "She wears denim wherever she goes". Y cuando lo dijo todo estalló. También fue la primera vez que vi a los New Pornographers, además presentando un disco del que tengo un muy buen recuerdo. Si mi memoria no falla, salimos corriendo de Richard Hawley antes de que acabara para hacer un sprint kilométrico y llegar a saltos entre la gente que chillaba "Sing me Spanish techno".

Fue la única vez que he visto a They Might Be Giants. Y a the Ladybug Transistor. Y a Cat Power. Chan Marshall vino con la Delta Blues, que sonó de maravilla. El Auditori estaba a reventar. También se llenó hasta la bandera para ver a los Twilight Singers de Greg Dulli, acompañados en un par de canciones por el sosainas de Mark Lanegan, repetidor en esta última edición. Recuerdo fumar como un carretero en el Auditori. Dulli se encendió un cigarro después de la primera canción y nos dijo que eso era un concierto de rock. Todos nos levantamos y nos pusimos de pie cerca de las primeras filas.

Pero lo recordaré sobretodo por dos cosas: Ha sido la única vez que he podido ver a Sparklehorse y fue la edición donde me hice creyente de Jeff Tweedy. Recuerdo que repasó canciones de Golden Smog, Uncle Tupelo, de los primeros Wilco, de los discos con Billy Bragg e incluso de ese proyecto fugaz que fue Loose Fur. Uno de los conciertos que más he disfrutado en mi vida. De hecho, si me preguntan cual es el mejor concierto en el que he estado nunca, ese me sigue pasando por la cabeza como uno de los candidatos.

Por la manera que tenemos de tratar la cultura en este país, a partir del año que viene no podremos disfrutar de uno de los eventos más ricos que teníamos. Si seguimos así, acabaremos volviendo 10 años atrás, cuando el poder ver a los grandes grupos extranjeros era una utopía, algo que nos contaban que pasaba más allá de los Pirineos.




Thursday, November 29, 2012

Butchie's Tune




I’ll even close the door so you won’t see me go
When I’m leaving, gone today

Sería la canción ideal para cerrar de una vez por todas este blog. Aquí os quedáis

Tuesday, November 27, 2012

Take The Skinheads Bowling



Lo tenía todo para convertirse en un himno pero no pudo ser.
Como ese jugador de la cantera que despunta con quince años y nunca nadie lo llega a ver.
Lo tenía todo. Versos memorables que no tienen ningún sentido.
Ningún sentido. Si no encontraban una palabra que rimara con la anterior, saltaban al estribillo.

Esta mañana estaba pensando en lo fácil que parece hacer una canción así.
Ahora me voy a dormir e intentaré soñar solamente en bolos.
Hay una canción de Pavement que habla de bodas y nueces de Brasil.
No se por que en las bodas es donde nos sentimos más solos.

Esto no va sobre skinheads ni pasillos de boleras.
Los pasillos de boleras no están hechos para skinheads.
Aunque de según que skinheads no te lo esperas,
y no hay ninguna palabra que rime con skinheads.

Friday, November 16, 2012

Can't Help Falling In Love

Aquí estoy. La ciudad empezando a evadirse entre litros de alcohol y yo en casa, solo, sentado delante del ordenador. Después de muchos años de intentar no abordar el tema, creo que estoy preparado para decir que soy una persona bastante inestable. De 0 a Cat Power, diría que soy un 7 de inestable. Mis cambios de humor son impredecibles e incomprensibles, incluso para mí.

Para amenizar mi velada autodestructiva, había decidido ponerme el cd que daban este mes con la Rockdelux. He pensado que Micah P Hinson es un suicida potencial, un tio que nunca sabes si lleva espadas o bastos. He decidido ver qué contaba.

... Y la verdad es que nada nuevo bajo el Sol, pero el cabrón tiene personalidad. Me he quedado en repeat con una versión del Can't Help Falling In Love de Elvis Presley durante un buen rato. Mi cabeza ha dejado de pensar en los problemas con la novia, con el curro, con la compra de mañana en La sirena y con esa caries que debería haberme ido a mirar en 2006. He empezado a pensar en que no me parecía que fuese de las mejores canciones de Elvis, pero también es verdad que me he encontrado más de una vez cantándola en ducha. Tendrá algo para que tanta gente la haya versionado, no?

Y entonces me he puesto a recordar. ¿Qué versiones de esta canción me venían a la cabeza sin buscar por internet? Empecemos por la del amigo Micah:

  


Después me ha venido una que no es exactamente una versión, pero que la utiliza explícitamente. Cuando Spiritualized grabaron Ladies and Gentlemen We Are Floating In Space no escondieron la influencia de Can't Help Falling In Love. De hecho ese himno de todo indie sensiblero, es una mezcla del clásico de Elvis con el canon de Pachelbel:




Cuando era pequeño, mi padre solía poner música los domingos por la mañana. Se iba a comprar los periódicos y churros, y cuando volvía a casa ponía música. Habitualmente lo que ponía era bastante malo, pero alguna vez sí que se inspiraba. Recuerdo que tenía un disco de Dylan, debía de ser de principios de los 70, donde había grabado una versión de la canción que nos ocupa hoy. Después de unas cuantas horas moviendo cielo y tierra, he encontrado esta joya. Espero que se pueda escuchar bien:





Recordaba una versión de los Aztec Camera también. Pero la he estado buscando por ahí y nada. Resulta que al final no eran ellos, sino los Triffids los que la habían grabado para uno de sus últimos discos. Eso que asocias grupos en tu cabeza y no sabes muy bien por qué, aunque no tengan nada en común. Os pasa, no? Ahí va esa:





Hará unos cuantos años Eels sacaron un disco de rarezas, caras b y cosas de esas que los artistas sacan cuando hacen limpieza de sus armarios. Y estaba esta canción también:






También recordaba la de UB40, pero no ocupaba un sitio privilegiado en mi memoria. La he reescuchado y mis peores expectativas se han cumplido, así que he decidido no torturaros. Haciendo una búsqueda rápida he visto que varios grupos más también la han grabado a lo largo de los años. De las que no conocía, la que más me ha llamado la atención ha sido esta del cantante de Pere Ubu, David Thomas. Oscura, delicada y preciosa. Está en su álbum de 1997, Madville:




Espero que no estéis leyendo esto a las 23:45 de un viernes noche. No. Ya veo. Aquí sólo estoy yo. Vosotros a disfrutar. Pero ojo, wise men say only fools rush in.

Monday, November 05, 2012

Red Blue Eyes



Tiene cojones la cosa. Busco en youtube la canción sobre la que quería hablar hoy, y no encuentro más que un video casero, con un plano fijo y sin cortes, en la que aparecen un sinfín de personas corriendo la media-maratón de Behobia a San Sebastián. Y digo que tiene cojones porque este fin de semana que viene voy a Donostia a lo mismo: ver como un centenar de atrevidos pasan por mi lado buscando ganarse a ellos mismos. Fijo y sin cortes. Si el libro de Murakami no me picó la curiosidad lo suficiente como para lanzarme a correr por diversión, ya nadie lo va a conseguir. Pero esta historia os la cuento otro día.

Antes, Herman Dune se hacían llamar Herman Düne. No salían en anuncios, ni llenaban grandes superficies con sus conciertos. Con ellos estaba André, hermano de David. Los dos se pelearon, sin puños pero en sueco, y decidieron que había llegado el momento de separar sus destinos.

Antes de todo esto, cuando la diéresis aún coronaba la u, cuando todavía quedaban pájaros para amenizar las mañanas urbanas, cuando ellos eran dos pobres viajando por países ricos; Herman Düne se dedicaban a hacer canciones tan bonitas como "Red Blue Eyes".

La estupidez del video de la carrera de Behobia tiene algo de bello. Esperas que pase algo mientras ves pasar a la gente. "Mira qué alto", "ésta ya no puede más". Te entretienes mirando como pelean sus sombras en el suelo, te pones a pensar que qué solo te sentirías viviendo en esa casa y por dónde habrán desviado los coches que quieran llegar a San Sebastián ese día. Pero sigue sin pasar nada y acaba. Al final te das cuentas que has disfrutado de todas las estupideces que han pasado en estos tres minutos, inconexas entre ellas, pero bellas por ser mundos imaginarios que comparten un espacio de tiempo en tu cabeza.

"Red Blue Eyes" es algo así. No tiene mucho sentido como un todo, pero cada verso te lleva a un sitio distinto y queda tan encajado con el anterior que su sucesión se te queda en la cabeza; como las tonadillas de los abecedarios.

"I do my talking at coffee tables"
"Don't you hate it when people are not what they seem?"
"I like the setting sun in the west"
"I love it when people just sound like their names"

Vas esperando un estribillo que nunca llega y cuando acaba te das cuenta que de cada frase podrías hacer una canción y te la vuelvas a poner para que te dé tiempo de ir y volver de cada una ellas.


I love it when night falls in Hoboken / And it will fall again / True word was never spoken.
Buenas noches Yo La Tengo.

Friday, September 28, 2012

Flirted With You All My Life



Si tuviera que escoger las tres canciones que me han marcado más en mi vida, esta sería una de ellas. Aún así, intentaré que este escrito sea corto, intentaré no irme por las ramas.

El 24 de diciembre de 2009 había estado trabajando hasta bien entrada la tarde, creo que un rodaje o algo así. Salí directo hacia casa de mi tía, para la cena de Navidad. Llegué en el mismo momento en el que estaban ingresando a mi abuelo, en otra parte de la ciudad. Un dolor muy fuerte en la barriga. Salí hacía el hospital y ahí pasé la nochebuena más gris que recuerdo, en la sala de espera de urgencias. Le dieron el alta al cabo de 6 o 7 horas y lo llevamos a casa. Después de esto, sólo tenía fuerzas para ir a dormir.

El día 25 me desperté con mal cuerpo. Bebí agua, fui al baño y me senté delante del ordenador. Después de abrir un par de páginas web sin ni siquiera leerlas acabé en Tinymixtapes, donde la noticia en portada decía algo así como "Vic Chesnutt muere en un hospital de su Athens natal a los 45 años". Mientras yo estaba en la sala de espera de Sant Pau, él desafiaba a la muerte otra vez, matando su inimaginable dolor a base de calmantes musculares.

Me quedé helado. Me pasaron por la cabeza muchas cosas. Primero negación, después lástima, después un vacío que no había sentido nunca por ninguna otra persona que no conociese. Después pensé en mi abuelo. Después pensé en esa fría noche de invierno, en Amsterdam, donde decidí no ir a verle actuar  porque nevaba demasiado como para hacer en bici los cuarenta minutos que tenía hasta Haarlem. No podría verle nunca más. No lo habría visto nunca.

Pensé en ponerme alguna canción suya, pero mi cuerpo estaba sin energía, vacío. No quiso girarse a buscar algún cd suyo. Entré en youtube, tecleé Vic Chesnutt y los tres primeros resultados llevaban el nombre una canción que no conocía. Se llamaba "Flirted With You All My Life". Había sacado álbum ese año, haría algunos meses, pero yo aún no lo había escuchado. Me la puse una vez y cuando acabó la volví a poner. No se cuantas veces seguidas la escuché.

Ese triste día de invierno sólo escuché esta canción. Cada palabra que decía era como un pellizco en la espina dorsal. Aún lo es. Lo que al principio parece una bonita historia de amor acaba en... Bueno, acaba en esto. Ese día me di cuenta de que mi abuelo moriría pronto, y que Vic Chesnutt es la persona más jodidamente fuerte que (no) he conocido.

Aún se me pone la piel de gallina cuando escucho esto de "Even kissed you once or twice" o lo de "Tease me with your sweet relief". "Lord Jesus, please, I'm ready".


Thursday, September 27, 2012

Metal Heart



Me imagino el proceso compositivo de Chan Marshall, con esa olla de partículas hirviendo que tiene en la cabeza, como algo absolutamente incomprensible para alguien como yo. Me imagino que tiene algo en la cabeza; una idea, un sentimiento que no sabe vocalizar pero que le sale en forma de poesía cuando agarra el lápiz. Cuando embellece ese pensamiento y lo traduce en estrofas, esconde el verdadero significado, o lo que fuere que sintiera en ese momento. Como un tesoro. Un tesoro que para llegar a encontrar tienes que buscar en ti mismo y no en su origen. Imagino que esto pasa con la mayoría de las canciones con algo de contenido, no?

Lo cojonudo es que el tesoro no es siempre el mismo. Si intento volver lustros atrás y recuerdo lo que entendí cuando escuché por primera vez Metal Heart, creo que iba por la senda de la "carta a un ex" o algo así. Como una reprimenda.

Ahora ha sacado disco. Y como siempre en estas ocasiones, acostumbra a venir acompañado de una invasión mediática; te vuelve a generar interés. Lo que me acostumbra a pasar en estos casos es que me abruma un poco y evito entrar de golpe. Primero busco refugio en lo conocido, en el pasado que me hace recordar y sentir seguro. Por eso hace unos días volví a recuperar el Moon Pix. Otra vez, volví a encontrarme con Metal Heart.

Ahora tiene otro significado distinto. Metal Heart es la personificación de un yo, del yo conformista, del que sigue la corriente y no busca lo que realmente quiere. El otro yo le dice eso de "Oh hidy hidy hidy what're you trying prove? / By hidy hidy hiding you're not worth a thing", y es que además suele ser el yo que toma las decisiones, la Razón. Recuerdo que había esta frase "and you'll be in a very sad sad zoo", que no sabía a qué coño venía. Ahora veo el zoo como la prisión etérea de la que tu alma más salvaje no puede escapar. La comparación es tan ridícula como brillante.

Sobre la música no hay mucho que decir. Me iría con la voz de Chan al fin del mundo. Lo digo de verdad. Prefiero estar con esa voz que formar una familia o caminar con los pies descalzos sobre césped recién regado o lo que sea que la gente dice que le hace sentir bien. Si hay un momento que recordaba exactamente igual y que no ha cambiado con el paso de los años es cuando entra la batería. Qué hija de puta, como sabe crear esos momentos de tensión. Sólo aparece cuando quiere subrayar algún momento clave de la canción, pero no la echas de menos cuando no está.

Metal Heart, you're not worth a thing. A vivir que son dos días.

Tuesday, September 25, 2012

I Don't Think So



Hay tantas canciones de desamor, corazones rotos y ganas de suicidarse que hace que les tenga ciertos prejuicios tirriosos. Imagino que nos pasa a todos. Pero hay veces que alguna canción consigue ser sencilla y sincera, y retrata ese sentimiento de pérdida de una manera que te acaba tocando de alguna manera. Cuando escucho I Don't Think So, siempre me imagino un tio que entre llantos intenta balbucear el estribillo. I'd like to think she cried for me, but I don't know / Her memories won't let me be, just can't let go. No lo tengo muy ubicado, pero no se por qué me aparece esa escena de "50 primeras citas" donde Adam Sandler se va en barco, alejándose de la orilla a toda pastilla, gritando "Wouldn't it be nice" a moco tendido. Maravillosa película, por cierto. Muy infravalorada.

A lo que vamos. No es una de las canciones más conocidas de Dinousaur Jr, está en el Without a Sound de 1994, el primer disco sin Murph, y con Barlow enterrado en la memoria. Mascis, como siempre que se queda sólo, le da a la tecla folkie, y se olvida de los sonidos más duros de finales de los 80. La estructura es muy noventera: guitarras rascadas, frases cortas y punzantes, estribillo subrayado con una segunda voz sollozante, y solo galáctico marca de la casa.

Pero es preciosa, la letra está clavada y se os quedará en la cabeza para toda la vida. Cuando os deje la novia, os encontraréis cantándola en la ducha.

Friday, September 21, 2012

Buenos Aires Beach

Acostumbro a valorar los grupos, su música, en función de los álbumes y su evolución. Hay otra unidad de medida que son las canciones, y nunca he sido muy bueno decidiendo si sí o si no. Si "lo tienen", ¿sabéis? Me da la sensación que siempre acabo contextualizándolas en un ente superior. Here comes your man siempre será la quinta canción del Doolittle.

Así que, para este año, me he propuesto aislar las canciones y alabarlas sin mirar a su alrededor. Sin ser la parte de una suma sino el resultado de ella.

He decidido abrir una nueva sección en este blog telarañoso. Intentar encontrar canciones que tengan ese algo y compartirlas. No se muy bien qué saldrá. Imagino que algunas canciones olvidadas por el tiempo, cosas que sean nuevas para mí o temas que nunca había entrado a valorar como tal.



The War on Drugs - "Buenos Aires Beach"


No hay razón alguna que explique por qué empiezo por War on Drugs. De hecho, no creo que esta canción sea de sus más populares. Pero tiene algo. No se si el cavalgar de la música, el inicio en fade a lo "Changing of the guards", o el punteo de la guitarra que, sobretodo en la parte final, me lleva al rock de los 50 y a "Grave architecture" de Pavement. Tal vez es la voz hablada de Granduciel o el subidón de ánimo que me da cuando la escucho. La letra creo que habla de un invierno especial que va volviendo a la memoria al cabo de un tiempo. Está bien idealizar las relaciones de invierno, parece que los artistas sólo se enamoran en verano. Me imagino a un chico en una habitación de alguna casa rural perdida en Pennsylvania, acaba de tener una pelea con su novia, la novia que le rescató de la mierda hace algún tiempo (exactamente "when your highs where cutting through my lows"). Le pide que entre en razón, recordando esos momentos que compartieron juntos en Buenos Aires y lo que solían hacer juntos. Aún así, la canción no se queda en la melancolía del "cualquier tiempo pasado fue mejor"; me gusta la mirada optimista de valorar lo que aún nos queda por vivir ("Speak of the past in a future perfect tense"), los sitios que aún mos queda por descubrir. Aunque más que descubrir es compartir. Porque la playa de Buenos Aires no es un sitio, es un momento que pasamos juntos.


Friday, August 10, 2012

Deserción sobre la música británica

Era previsible. Cada cierto tiempo, aparece un grupo que logra recoger la esencia de la actitud y valores británicos. Después de la crisis de principios de los 90, donde parecía que la música comercial se limitaba al dance más petardero, los medios británicos seguían buscando sus nuevos Smiths, el grupo "indie" que conquistará todos los hogares de las islas. Entre un tumulto de bandas pop que empezaron a surgir como setas en el bosque después de un amanecer otoñal lluvioso, fue un disco el que pareció conectar más con el pijo de Notting Hill, el hijo del androide al paro de la Sheffield post-industrial y al zoofílico hereditario de las Highlands. Confidence, is a preference for the habitual voyeur of what is known as... Parklife. Relatos costumbristas e irreverentes, hablando de tú a tú a todos los estratos sociales del país.

Más adelante, con la crisis de finales de los 90 -esta vez crisis cultural, la caída del britpop (as we know it)-, parecía que el siempre prolífico Reino Unido había vuelto a desconectar de lo que estaba pasando en la calle. Es difícil para los Albarns, Gallghers y Cockers saber como es la vida de parque si viven en la parte alta de Los Ángeles. Ay, pero la música británica es cíclica, y volvieron a la carga. Mientras el hip-hop empezaba a invadir las calles (* traducción del inglés. Véase "The Streets"), el nuevo enfant terrible se estaba confeccionando a base de drogas, sexo y discos de los Pistols. El revival rockero liderado por la costa este americana, se materializó en Inglaterra con Pete Doherty y sus Libertines. Incorrección política, letras pensadas para que al cantarlas tengas que esparcir pequeños misiles de saliva por doquier, y mucho delirio narcoléptico. Había vuelto a pasar: alguien había logrado desclavar la espada del tronco, alguien había  izado una bandera generacional en el palacio de Buckingham.

Después de una breve época glaciar donde sólo algunos monos árticos fueron capaces de dar continuidad al hilo abierto por las bandas de principio de siglo, nos volvemos a encontrar en la misma encrucijada: el vagón de la música albiona ha vuelto a perder a su locomotora. Pero, amigos, antes de descarrilarse por completo, ha conseguido encontrar su nueva estrella polar.

Ya llevaban años insinuando que habían nacido para hacer algo grande. Llenaban estadios y festivales, gustaban a niños y abuelas, cantaban a los límites de la castración. Sólo les faltaba encontrar esa sucesión de notas y frases que les dejara para siempre más en el corazón de una generación de británicos deseosos de encumbrar realeza. Por fin lo han encontrado. Por fin alguien ha conseguido mezclar la potencia rítmica del dub-step, la fuerza sonora de los mejores Linkin Park y Evanescence, por fin alguien ha encontrado su musa a quien escribirle los versos más inspirados de la última década. Sin más dilación, os dejo con la letra y video de la mejor canción de los últimos tiempos, la que mejor define nuestra época:

Un-sus-tain-able! 
Un-sus... 
Unsustain, unsustain, unsust... 
Un-s... un-s... 
Unsustainable, 
Unsustainable un-sus... 
Unsustain, unsustain, unsust... 
Un-sus... un-sus... 
You're un-sus-tain-able! 





Wednesday, August 08, 2012

Modelos de negocio

Buenos días.

Hace muchos años, el principal volumen de venta de música venía dada por el formato single. Grandes artistas de los años 50, se jugaban la reputación y el sueldo con el lanzamiento de grandes canciones con pequeños discos de vinilo -de 7 pulgadas de diámetro-, normalmente acompañadas de alguna cara B. No fue hasta bien entrada la década de los 60, cuando gentuza como Bob Dylan o incluso grupos hasta la fecha obsesionados con las listas de singles más vendidos como los Beach Boys o los Beatles, se dieron cuenta del potencial narrativo de un LP. Podían crear un discurso durante 40 minutos, con sus altos y sus bajos, sus argumentaciones, sus gritos, sus súplicas. Se dieron cuenta que podían ser como Faulkner o Chandler, que podían contar historias más profundas, que no se quedaran en la superficial intención comercial de realizar productos pegadizos de 2 minutos. Si nos vamos al símil del parque de atracciones; un single es como la atracción del mazo que hace subir el contrapeso hasta alturas altísimas. El LP pasaba a ser como el laberinto: para gente más adulta, con ganas de razonar y sacar jugo de cada experiencia. De alguna manera, tenía sentido que cuando los grupos se hacían mayores, quisieran que la gente valorara su arte de una manera más adulta.

Pero claro. Había que seguir haciendo dinero. Y no había tiempo de poner una obra conceptual de 50 minutos por la radio. Había que seguir fabricando una bala que viajara por las ondas y cautivara a primera escucha a tanta gente como fuera posible. El "Single" como se ha entendido desde los 70 hasta la actualidad, es una carta de presentación de un nuevo álbum del grupo. Incluso, desde los últimos Beatles, y sobre todo durante la segunda mitad de los 70 con la llegada de "Bohemian Rhapsody", suele venir acompañado de un videoclip para impactar tanto a oyentes de radio como a tele-espectadores.

Las discográficas escogían la canción con más potencial comercial de las presentadas por los grupos (si no existía, la acababan consiguiendo) y la mandaban a todo títere con cabeza y micro. Esta sería la que tirara de las ventas de los álbumes, que seguían creciendo en detrimento de las ventas de singles.

Con la explosión de internet y el auge de compartir o comprar música sin formato físico, el poder del single ha disminuido. Tienes a un click todo lo que quieras, por lo que esa carta de presentación no es tan importante. De todas maneras, se siguen presentando "adelantos" de álbumes en forma de canciones en blogs, revistas, radios y páginas webs especializadas. Y las canciones vam acompañadas de increíbles videos musicales, que se han convertido en objeto de culto después de la llegada de realizadores como Cunningham, Jonze, Gondry y etcéteras. Esos videos musicales también funcionan como "adelantos" de próximo lanzamiento de álbum.

Los álbumes ya no son para la mayoría de grupos la principal fuente de ingresos, son los directos. Y los adelantos de canciones son las que después los fans corean en los conciertos y acaban siendo una de las principales fuentes de atracción de los espectadores a los conciertos.

Hasta aquí todo claro. Pero después llegaron Animal Collective. Estos freaks elevados por la prensa musical a gurús de la evolución cultural, han girado los tornos. Su esquema es distinto: crean canciones > las finalizan y apuntalan > graban un disco > crean más canciones > se van de gira por medio mundo > como ya se han olvidado de las canciones que grabaron para el último álbum, se dedican a practicar las nuevas creaciones delante de la gente, entender su feedback y mejorarlas > cuando acaban la gira, finalizan y apuntalan las nuevas canciones > graban un álbum.

Como resultado, los "adelantos" musicales de sus nuevos álbumes son piezas de orfebrería con el sello "Validado por los fans" con un cierto deja-vu, y sus conciertos no tienen nada que ver con lo que el respetable está esperando.

Toda esta introducción sólo viene porque quería enseñaros la nueva (¿nueva?) canción de Animal Collective,  pero tengo poco trabajo y doy rienda suelta a mis dedos. A los que los habéis visto durante 2011 seguro que os sonará:






Sunday, March 04, 2012

An Argument With Myself (Las mejores canciones de dos mil once)



An Argument With Myself (Las mejores canciones de dos mil once)





Ha sido un buen año. Espero que disfrutéis de este disco tanto como yo lo he hecho mientras lo preparaba entre tachones, flechas, cruces lapidarias y dobles subrayados. Ha sido una larga discusión conmigo mismo, y muchas canciones que también han rondado por aquí durante todo este año se han quedado fuera de la foto de familia. Las que quedan son lo mejor de cada casa. Como os digo cada año, hasta el año que viene.

Semana 038 - Lost in the trees (Las canciones perdidas en dos mil once)


Semana 038 - Lost in the trees (Las canciones perdidas en 2011)


01 - Zola Jesus. Avalanche (Conatus)
02 - Peaking Lights. All the sun that shines (936)
03 - Julian Lynch. Terra (Terra)
04 - Deerhoof. Behold a marvel in the darkness (Deerhoof vs Evil)
05 - The War on Drugs. Brothers (Slave ambient)
06 - Thee Oh Sees. Carrion crawler (Carrion crawler / The dream)
07 - Dirty Beaches. Horses (Badlands)
08 - Wooden Shjips. Black smoke rise (West)
09 - Richmond Fontaine. Lost in the trees (The high country)
10 - Atlas Sound. Parallax (Parallax)
11 - Nick Lowe. I read a lot (The old magic)
12 - Josh T.Pearson. Sweetheart, I ain't your christ (Last of the country gentleman)




Antes de que llegue el disco con las canciones más recordadas de 2011, he querido hacer un pequeño disco con unas cuantas canciones olvidadas. En los recopilatorios largos necesitas canciones de usar y tirar, que te enamoren rápidamente, te enganchen, se te peguen en la cabeza fácilmente y no tengas que hurgar demasiado. Este es un disco con canciones más reflexivas, lamentablemente descontextualizadas, pero que deberían llevaros a escuchar el disco entero de donde salen. Valen la pena y no quería dejarlas en un segundo plano. Este disco es mejor que el recopilatorio que colgaré a continuación.

Sunday, February 05, 2012

Lista de Mejores Discos de 2011

Por defecto acumulado a lo largo de los años, me cuesta dar carpetazo a un año de música y renovar mi librería hasta que no cierro la lista de los mejores discos del año. Aunque este blog esté en desuso, no hay mejor sitio para compartirla. Así que, allá voy, los 20+1 mejores discos del año en orden decreciente:

20+1. The War on Drugs. Slave Ambient (Secretely Canadian)

Sí, la marcha de Kurt Vile se ha notado, pero Granduciel ha sacado pecho. Por culpa de la cantidad de discos del estilo en los últimos años, cuando escuchas Slave Ambient por primera vez, avanzando por las perfectas "Best Night", "Brothers", "I Was There", vas esperando ese punto de inflexión en el álbum donde deja de ser todo matemáticamente precioso y empiece a sonar a música de ascensor. De repente el disco acaba y el silencio es tan molesto que tienes que volvértelo a poner. No sabes muy bien qué ha pasado, pero has estado sumergido en 45 minutos de placer continuo.


20. Deerhoof. Deerhoof vs Evil (Polyvinyl)

Siguiendo en modo hedonista, no hay nada más disfrutable que un disco de Deerhoof. El bizarrismo lo hace imprevisiblemente divertido, pero lo de estos chicos va mucho más allá de un collage de sensaciones. Sus deconstruídas composiciones son pretenciosos acercamientos al disco perfecto. Aunque cada año que pase sus melodías sean más familiares y tal vez menos arriesgadas, no quitan un ápice de interés a su trabajo. Siguen creando escuela.


19. Julian Lynch. Terra (Underwater Peoples)

En allmusic dicen que este señor es doctor en etnomusicología. El colmo de lo hipster. Terra es música triste sin pretenderlo. O igual la palabra no es triste, igual es felizmente melancólica pero hace falta un buen chute de drogaína. Suena a hippismo y a millones de colores distintos metidos en una coctelera. La voz de Lynch nos va guiando por bosques frondosos, pero con grandes clarianas y riachuelos. Vientos, sintetizadores, percusiones y guitarras enredadas, que se usan de una manera calculadísima para seguir pareciendo un disco minimalista. Una gran experiencia.


18. Wooden Shjips. West (Thrill Jockey)

Veo que os estáis durmiendo. Vamos a hacer un poco de ruído. Psicodelia kraut-rockera para seguir avanzando puestos. Los riffs de guitarra repetidos hasta la eternidad y la batería a martillazos contra la cabeza son las señas de identidad de los californianos Wooden Shjips. Reminiscencias de otra época en cada una de sus canciones en el que sea tal vez su trabajo más inspirado. Este es su primer disco grabado con la suficiente pasta como para contar con un buen equipo técnico y se nota. Suena más limpio, que no más pijo, y ayuda a la comprensión de su vaciado sonoro.


17. Cass McCombs. Wit's End (Domino)

He leído por ahí que dejan mejor al Humor Risk -el otro disco que ha publicado McCombs este año- que a este Wit's End. De acuerdo que el primero es más ligero a la escucha, no te entran ganas de suicidarte en cada esquina. Pero qué sería de McCombs si no caminara titubeante por el borde de la torre más alta de Baltimore? En Wit's end cada nota, cada palabra, está detalladamente pensada y estudiada. Me recuerda a un disco de música clásica, donde tienes la sensación que necesitas un doctorado para sacarle todo el jugo posible. Igual Julian Lynch puede. Juas.


16. Jesu. Ascension (Caldo Verde)

A Jesu les queda de metal lo que a mí de rubio. Vale, tienen unos pedales maravillosos, pero los utilizan más cerca de la expansividad post-rockera que de la agresividad doomera. La voz de Broadrick es de blandengue, no jodáis. Eso sí, el rollete de Jesu en sus últimos discos es muy adictivo. "Sedatives" es un manifesto por si misma. Batería penetrante, guitarras contundentes y una melodía que podría estar en cualquier disco de los Posies. El disco acaba transcurriendo a un ritmo lentísimo, se recomienda paciencia, unos buenos auriculares, una cama comfortable y ganas de soñar.



15. The Men. Leave Home (Sacred Bones)

Veréis que este año la cosa no admite demasiado ruído. The Men son el único cercano al noise que ha entrado. "Bataille" es una de las mejores canciones del año, darle a este link y después seguimos. ¿Qué os ha parecido? Pues esto no es nada. Leave Home ralla a aún más intensidad. Rock de directo, de desmelenarse y de saltar sin parar. Nada de indie de los 90, The Men van a buscar en los cassettes de los 80, los primeros Sonic Youth, Hüsker Dü. El disco más brutal y directo del año.


14. Peaking Lights. 936 (Not Not Fun)

Si algo tengo que reconocer, es que con el poco tiempo que se tiene, paso bastante de la música electrónica. Eso sí, si un disco me engancha, me engancha. No se la etiqueta que toca ponerle a este disco, pero sería algo así como pop contemplativo bañado de sintetizadores. Canciones largas, reverberizantes. Para poneros un ejemplo de esta lista, a los de Deerhoof seguro que les ha encantado. Y al doctor Julian Lynch, por supuesto.


13. Ducktails. Ducktails III: Arcade Dynamics (Woodsist)

Para los que no lo sepan, Matthew Mondanile es un integrante de Real Estate, que no ha conseguido meter su disco en la lista (aunque también aprovecho para recomendar). Este Arcade Dynamics poco tiene que ver con el aclamado Landscapes (2009), y es mucho más cercano a la música de la banda madre. Pero mientras Real Estate pecan a veces de ser un poco demasiado repetitivos, incluso a veces me cuesta saber si sigo en la misma canción o han cambiado, aquí la riqueza reside en la variedad, siempre dentro del pop lo-fi ensoñador marca de la casa. El tiempo no podrá con "Hamilton Road", ni mucho menos con la póstuma "Killin' the Vibe", a medias con Panda Bear.


12. Dirty Beaches. Badlands (Zoo Music)

¿Qué hay aquí dentro? Por 5 pesetas. Elvis, sin duda. Joy Division. O igual más Suicide. No sé, es extrañamente cautivador. Una vez entras en su espacio looposo, es difícil escapar. Si tuviese que regalar un disco este año, regalaría este. Por arriesgado y novedoso y porque Alex Zhang Hungstai es uno de esos pensadores que necesitan de un megáfono para que la gente pueda disfrutarlo. Me gustaría saber que opina Elvis de este disco. Música del infierno, imagino. Si sigue así, será una de las referencias internacionales en menos de lo que canta un gallo.


11. Veronica Falls. Veronica Falls (Slumberland)

Difiícil de valorar este disco. Cada año hay algún grupo que publica unos cuantos singles y EPs, generando muchísima expectación, "the next big thing" y demás. Después llega el disco y obviamente defrauda, pero no por nada, sino porque ya hemos escuchado la mayoría de cosas antes. ¿Qué esperábamos? Bueno, el debut de Veronica Falls es el representante de la música más típica del s.XXI en la lista: jangle pop hiperactivo, estribillos pegadizos y voces amables. El disco se acaba quemando, pero mientras dura te inserta un chip en el cerebro que cada pocas horas suelta un líquido indoloro con alguna frase de alguna canción o una línea de bajo aislada. Trying to forget, but everything went wrong. I don't remember, I've got a bad feeling. A bad, bad feeling, and it's not going away. Mi vecina se la sabe de memoria. Y, que quede dicho, una pena que "Starry Eyes" no hay entrado en el disco final.


10. Bill Callahan. Apocalypse (Drag City)

Parece que un nuevo disco de Bill Callahan ya no es noticia. A mí me parece que cada disco que pasa el tío se vuelve más fuerte, como esas manos curtidas de los marineros. Estamos otra vez ante una foto, no, mejor, un cuadro, que te cuenta el paisaje de los Estados Unidos sin ahorrarse ni el más mínimo detalle. Es como escuchar una de esas voces sabias que consiguen abrumarte contando la tontería más banal. Me quedo con "Drover", "Riding for the feeling" y, sobretodo, One Fine Morning - un epílogo de casi 9 minutos que crece y decrece guiada por un sentido piano y la guitarra más sutil.


09. J.Mascis. Several Shades of Why (Sub Pop)

No creo que muchas listas recojan el disco de Mascis. Yo necesito ponerlo, y bien arriba, aunque sólo sea por la insistencia y resistencia que ha tenido a mis múltiples escuchas. Un disco pausado y profundo. Siempre había imaginado que la mayoría de las canciones de Dinosaur Jr. aguantarían un desnudo instrumental como el que sucede en Several Shades of Why. Aquí están los estribillos repentinos y los punteos de guitarra afilados, pero rebajados a modo caricia en una noche de invierno fría. Al disco no hay por donde pegarle, aguanta a un nivel altísimo hasta el final y la sencillez de su estructura hace que sea de muy fácil digestión.


08. Destroyer. Kaputt (Merge)

Este si que encabeza listas y listas, poca cosa puedo añadir yo. Me parece un disco muy sólido. Lanzarse a intentar adaptar sus letras y el inconfundible movimiento de su música a las estructuras electrónicas ochenteras no era tarea fácil. Dan Bejar lo ha hecho con la soltura de un genio y sin despeinarse. A ratos recuerda a los giros estilísticos de Dylan; imprevisibles a priori, lógicos a posteriori. Su concierto en Bikini fue una demostración de clase. Los discos son como el físico de una chica y los conciertos su personalidad. Si cuando hablas con ellas son más tontas que un zapato, tu percepción de su físico se ve afectada. No sé si me explico. Bueno, escuchad Kaputt.


07. Low. C'mon (Sub Pop)

Hace poco colgué en este blog lo que me había parecido el nuevo disco de Low. Visto con perspectiva, aún me parece más disfrutable. Claro está que no es mi trabajo saber valorar los discos objetivamente, y me cuesta poner en perspectiva lo que el disco de Dirty Beaches o Oneohtrix Point Never (por decir uno que se ha quedado en las puertas) puede acabar significando con el tiempo. Lo que yo se hoy en día, es que me dolería poner a cualquiera de estos por delante de un grupazo como Low. Aunque seguramente C'mon no pase a la historia como su mejor disco, me sigue pareciendo que juegan en otra liga, Y lo dicho, "Nothing but heart" es para mear y no echar gota,


06. Sonny & the Sunsets. Hit After Hit (Fat Possum)

Fueron la sensación del año pasado con su disco de debut, y contra todo pronóstico fueron la banda sonora del verano con su segundo álbum. Hit After Hit circula a una velocidad más trepidante que Tomorrow Is Alright y, como su nombre indica, da más peso a las canciones que a la cohesión del disco. ¿A que ya sabéis como me cuestan este tipo de álbumes? Pues imaginaros como tienen que ser los Hits after hits para que haya quedado el sexto en la lista de este año. "Home and exile", "Reflections on youth", "Teenage thugs", "Don't act dumb": directos al olimpo del rock lo-fi. Si Buddy Holly levantara la cabeza, se echaría unos buenos bailes.


05. Tim Cohen. Magic Trick (Captured Tracks)

Aquí va mi apuesta personal. Uno de esos discos que no te dan problemas cuando te pones a encontrarle defectos, pero que tiene esa gravedad especial que lo arrastra hacia la mini-cadena cada dos por tres. El cantante de The Fresh and Onlys se desmarca del sonido más garajero de su banda para regalarnos un pop lo-fi destartalado. Es como una de esas habitaciones de adolescente que en su mente sigue un riguroso desorden ordenado. Y las letras. Las letras son de alguien que tiene algo que decir. Desde la irónica "I am never going to die", pasando por la sincera "Sweetheart" para llegar hasta la tristemente noventera "I looked up". Si sigue por esta senda seguro que pronto estará en boca de todo el mundo.


04. Tom Waits. Bad As Me (Anti)

Un poco lo que me pasa con Low, elevado a la enésima potencia. Hacía siete años que no sabíamos nada de él, pero cuando Tom Waits saca disco, es difícil que alguien se le pueda comparar: sigue pariendo discos geniales. Así que los tres discos que quedan por encima, son los que realmente me han dejado boquiabierto este año. En Bad As Me cabe el Waits gamberro, el sentimental y el más jodidamente genial. El amante del vals, el héroe del rockabilly y el bluesman empedernido. Personalmente me parece más completo que el Real Gone y con temas que dejarán huella. De los grandes de grandes, parece el más en forma. Incluso más que los últimos intentos de Nick Cave. Una canción de regalo: Pay Me


03. The Caretaker. An Empty Bliss Beyond This World (Haft)

Este no es un disco convencional. Esto es un regalo de un ser superior. Leyland Kirby se llama. En una época donde lo retro se revaloriza, que mejor que llevar un buen trozo de pasado al presente. Y es que si The Artist tiene que ser la película del año en Hollywood, An Empty Bliss tenía que ser el disco del consenso en internet. Es como si el fantasma de Ava Gardner acabara poner un disco en un gramófono y encendiera una vela raquítica en una habitación a oscuras. Y nosotros nos lo miramos desde muy lejos, casi desde la otra punta de la casa. Y después nos despertamos y no queda vela, ni Ava Gardner, ni casa. Sólo la oscuridad y recuerdos de un pasado que nunca ocurrió.


02. Kurt Vile. Smoke Ring For My Halo (Matador)

Kurt Vile ha dado un paso al frente, ha dejado atrás el sonido peleón de sus anteriores trabajos y ha ido en búsqueda del disco perfecto. Smoke Ring for my Halo se queda muy cerca de conseguirlo. Folk-rock de sentarse en la mesa, servirse una buena copa, encenderse un cigarro y reflexionar sobre si lo que hay más allá de ese espacio vale tanto la pena como esto. A decir verdad, tenía que pensado que fuese el disco del año, pero le han adelantado en la última recta. "Jesus Fever" es un clásico instantáneo, "On Tour" es el núcleo, la esencia de lo que es Vile; pero la recta final... La recta final es tal vez menos resultadista, pero es la que te deja el disco arriba del todo, son las canciones que se te incrustan en el cerebelo para quedarse para siempre.


01. Sandro Perri. Impossible Spaces (Constellation)

Y el disco del año es para el canadiense Sandro Perri. Me quedó la espina por no dárselo cuando sacó Tiny Mirrors, pero me parece que este Impossible Spaces incluso lo supera. La naturaleza con la que se mezclan pop, folk y electrónica es la grandeza de este álbum. Y la dulce voz de Perri peinando las notas de las enrevesadas composiciones es el timón que lo mueve. Sufjan lo intentó el año pasado con un resultado mucho más pobre para mi gusto. Una referencia para los vírgenes podría ser el Bowie menos glam y de resaca, pero después llega "Wolfman" y lo revuelve todo. Un ejercicio de más de diez minutos que se convirtió en la canción del año cuando la escuché por primera vez y que ha sido recurrente en mis tarareos desde entonces. El cierre con la delicada y pastoral "Impossible Spaces" es la guinda del mejor pastel del año.


Hasta el año que viene