Empezamos por Dave Schramm, guitarrista invisible, de los que a duras penas ha conseguido ganarse la vida con la música, y a quien no faltaba talento. Fundador de varios grupos como The Schramms y con una corta pero intensa carrera en solitario. Uno de esos casos en los que la vida te da la espalda y ya puedes componer la canción más bonita del mundo que ni los pájaros la van a escuchar.
Resulta que Dave Schramm formaba parte de Yo La Tengo cuando grabaron su disco debut "Ride The Tiger", en 1986. Incluso compuso y cantó dos de las canciones del álbum. No es un disco muy representativo de lo que después serían Yo La Tengo, pero una de las canciones de Schramm no merecería pasar desapercibida. Raspeo de guitarra ochentero, británico, recuerda a los coetáneos Smiths, Wedding Present o Felt, pero con un deje americano inconfundible.
Al cabo de unos años, Yo La Tengo publicaron Fakebook, un homenaje al cancionero "tradicional" americano. Y las comillas vienen a que más bien se dedicaron a desempolvar perlas escondidas como Speeding Motorcycle o esta maravilla, Griselda, canción que ellos han reconocido en alguna entrevista como la primera en la lista de peticiones en sus conciertos.
Griselda es una canción original de Holy Modal Rounders, grupo de Peter Stampfel, genio que también ha pasado bastante desapercibido por aquí. Folk excéntrico, cómico, del que han bebido los pipiolos del anti-folk actual. De hecho, Jeffrey Lewis ha grabado y girado con él en contadas ocasiones.
Los Holy Modal Rounders también grabaron una versión de un clásico tradicional del cancionero americano, "Hesitation Blues". Una melodía anónima que fue pasando de generación en generación, con alteraciones de letra a la conveniencia de cada intérprete. Ellos la arrastraron a la comedia irónica, a su monólogo irreverente. Hay quien dice por ahí que es aquí donde se utiliza por primera vez la palabra "psychedelic", en el verso "Got my psychedelic feet / In my psychedelic shoes / I beleive lawdy mama / Got the psychedelic blues". Palabras mayores, amigos.
Y para acabar, he ido a buscar una de las primeras grabaciones de "Hestitation Blues", la que hizo Al Bernard con los Goofus Five, en plena jazz age. Él utiliza la letra más común en las versiones que he escuchado de la canción.
Thursday, February 28, 2013
Monday, February 11, 2013
Mejores Álbumes de 2012 (Introducción)
Comparto con vosotros los veinte discos que más me han gustado de 2012. Como siempre, quiero dejar constancia de algunos discos que no han entrado pero sin los que tampoco podría explicar mi año. Creo que hay que hacer un ejercicio de objetividad con la crítica musical, tener una perspectiva amplia, que escape de éxitos circunstanciales e intentar ir un poco más allá. Estas listas quedan dichas y escritas, y hay una variable de universalidad en la elección de los veinte mejores discos que es importante mantener. ¿Este disco tiene recorrido, puede seguir creciendo con el paso de los años? De la misma manera, pienso que hay que ser capaz de valorar los discos de los grupos como una parte -en algunos casos grande, en otras pequeña- de un todo, de una carrera. A parte de ser muy difícil, es contraproducente aislarlos como un todo.
Por estas y por otras muchas razones, han quedado fuera discos tan buenos como el nuevo de Animal Collective: un pepinazo en toda regla, con temas muy buenos, pero un pelín irregular y por debajo de las altísimas expectativas. O los de King Tuff o Gentleman Jesse, dos de mis discos del verano. El nuevo de Dan Deacon, que me ha hecho redescubrir el anterior -muy superior a éste- y valorarlo como es debido. El segundo de Mac DeMarco, un buen exponente de esta nueva música tendenciosa que se escucha por todas partes. Me he quedado con ganas de meter a Mountain Goats, que siempre se quedan a las puertas y nunca obtienen el reconocimiento que su carrera sin duda merece.
En definitiva, los discos a continuación son la punta de un iceberg profundo, pero creo que son la mejor representación de un año de buena música
Por estas y por otras muchas razones, han quedado fuera discos tan buenos como el nuevo de Animal Collective: un pepinazo en toda regla, con temas muy buenos, pero un pelín irregular y por debajo de las altísimas expectativas. O los de King Tuff o Gentleman Jesse, dos de mis discos del verano. El nuevo de Dan Deacon, que me ha hecho redescubrir el anterior -muy superior a éste- y valorarlo como es debido. El segundo de Mac DeMarco, un buen exponente de esta nueva música tendenciosa que se escucha por todas partes. Me he quedado con ganas de meter a Mountain Goats, que siempre se quedan a las puertas y nunca obtienen el reconocimiento que su carrera sin duda merece.
En definitiva, los discos a continuación son la punta de un iceberg profundo, pero creo que son la mejor representación de un año de buena música
Mejores Álbumes de 2012 (Del 1 al 9)
01 THE BLACK SWANS –
DON’T BLAME THE STARS (Misra)
Me tomo la licencia de incluir uno de esos discos que se escapan del año
anterior como mejor disco de 2012. Don’t Blame The Stars es uno de esos regalos
minúsculos de un valor inimaginable. Como unos Tindersticks dylanescos, se
alejan del folk más pretencioso e inquieto de Change! (Southern Music Dist.,
2007), para dilapidar su disco más country hasta la fecha en poco más de media
hora. En 2008, cuando empezaron las
sesiones de grabación del disco, murió el violinista del grupo, aparcando la
producción hasta la recuperación anímica de todos ellos. Sobretodo de Jerry
DeCicca, alma mater de la banda, cuyo sufrimiento se tradujo en una vuelta a lo
básico, en intentar buscar la pureza en la música y dejar de abrir puertas
desconocidas. La pérdida lo empujó a rebuscar entre sus raíces -Joe Tex, Jimi
Hendrix, Roy Orbison, Sam Cooke,... todos citados en las letras- y a escribir
sus canciones más personales. Por si fuera poco, algunos de los temas vienen
acompañados de una breve introducción hablada, donde DeCicca se apropia más de
las historias y las contextualiza en su propio lienzo experiencial. El
resultado es de orfebrería. Me los imagino grabando en una tienda de
antigüedades, con una sonoridad perfecta y todo a la primera toma. Nos ponemos,
te lo contamos y te quedas con la boca abierta. No dejéis pasar la oportunidad
de volver a disfrutar con un disco.
02 MOUNT EERIE –
CLEAR MOON (P.W. Elverum & Sun Ltd)
Os dirán por ahí que este disco no se entiende sin su continuación, Ocean Roar,
publicado también este año. Y tendrán razón, pero de la misma manera que no se
entiende sin la perspectiva de toda su carrera. Creo que Clear Moon es mejor
que Ocean Roar, aun siendo su preludio. Es por cómo Elverum maneja esos
periodos de tensión que provoca la calma antes de la tormenta. Clear Moon es
esa hora cuando el cielo se ennegrece, los pájaros vuelan bajo y la gente se
precipita por las calles temiendo lo peor. Guitarras sintetizadas como colchón
de melodías cinematográficas. La base de teclados es el dedo que repasa tu
espalda de arriba abajo sin parar, la silenciosa y persistente percusión es el
miedo que no te permite parar de andar y las guitarras y voces son el confort
de tener la luna, clara, mostrándote hacia dónde dirigirte. Que no os dé miedo
su aparente oscuridad, vale la pena meterse en el bosque, con las escuchas las
sombras se convierten en revelaciones magníficas. “Through the trees pt.2”, “The
place I live”, “Lone Bell” o la lynchiana “Yawning sky” parten de lo simple
para acabar construyendo atmósferas que son bellas por su austeridad.
03 LAMBCHOP – MR.M (City Slang)
Uno de mis momentos del año pasado fue cuando Lambchop tocaron “2B2” en el
Apolo. El control de los silencios y la voz de Kurt Wagner estuvieron a punto
de llevarme a un momento Stendahl en toda regla. Mr.M es la reivindicación de
Lambchop. Un homenaje a las cosas bien hechas, al preciosismo ilustrado. Aquí no
quedan detalles por pulir. Como cuando pasas la mano por un trozo de madera
robusta, pura, que aún sin estar barnizada es fina y no te clava ninguna
astilla. En Mr.M manda el pacifismo de un mar en calma, los colores ocres
desgastados y los aires cálidos del desierto. Érase una vez una gorra pegada a
un hombre sabio, que nació ya maduro, reclutando sonidos de todas las épocas y
colores, desde Hank Williams a la Velvet Underground. Lambchop sigue avanzando
fiel a su ritmo lento y seguro. Este es uno de los mejores trabajos de su
carrera.
04 WOOLLEN KITS –
WOOLLEN KITS (Trouble In Mind)
Este cuarteto australiano ha sido la gran revelación de este año para mí. Puesto
que es el típico grupo que lleva consigo una infinita retahíla de referencias,
me he propuesto no ser menos. Bebiendo más del Calvin Johnson de Beat Happening
y los Feelies que del rock australiano contundente, son como el aire fresco que
entra por la puerta en las tardes calurosas de verano. Suenan nostálgicos,
cañeros, divertidos. “University Narcolepsy” es pura C-86, imaginárosla con la
voz de Amelia Fletcher. “Out Of Whack” debería ser el himno indie de la próxima
temporada festivalera. En definitiva, un disco de otra época que corre el
riesgo de quedar enterrado en el olvido. Corred la voz, merece la pena.
05 ANDREW BIRD –
BREAK IT YOURSELF (Mom & Pop Music)
Cada año hay algún disco que se alza como una ciudad frente tuyo. Una ciudad
con las aceras gastadas de tanto usarlas. Una ciudad que no tiene ni esquinas
ni rincones inexplorados. Una ciudad con sólo caras que te resultan familiares.
Llena de gente sabia, rica en culturas e inquietudes. Construida con casas
arquitectónicamente ingeniosas, indestructibles. De tanto decirlo corro el
riesgo de banalizarlo, pero Andrew Bird es un valor seguro; no tiene un disco
flojo. Este año ha publicado dos. El primero, Break it Yourself, me parece de
lo mejorcito de su carrera. Cada vez más ecléctico musicalmente y menos
centrado en sus tramos de cuerdas looposos. Lo que corona Break it Yourself,
sin duda, son las letras. Canciones de desamor con rencor poético, incluso barroco.
Desde el concepto titular (“No one can break your heart / So you break it
yourself”), pasando por la original analogía económica en “Give It Away” (“What
would you have us pay? / I didn't know that your love was a commodity”), hasta una
oda a la narrativa pasada por el prisma del proyector cinematográfico (“That
forgetting, embellishing, lying machine”) o la tentadora voz de St.Vincent
hundiendo los barcos de Bird en “Lusitania”. Andrew Bird sigue creciendo.
06 LEE FIELDS & THE EXPRESSIONS – FAITHFUL
MAN (Truth & Soul)
Soul de traje y corbata. De la vieja escuela. Fiesta, sensualidad,
trompetas, I Still Got It. El álbum empieza por todo lo alto -ya las primeras notas
de “Faithful Man” te fijan a la silla- pero es que la intensidad sigue altísima
a lo largo de todo el álbum. “Wish You Were Here” es seguramente el punto
álgido creativo, y tengo que reconocer que no puedo parar de escuchar la
revisión romántica del clásico de los Stones “Moonlight Mile”. Me tiene
enganchado de una manera muy bruta. Como disco, os diría que incluso me gusta
más que My World (Truth & Soul, 2009) y ese ya era una obra maestra. No soy
ningún experto del soul, funk o R&B -no os puedo decir si esto suena más “Chicago”
o “Costa Este”- pero cualquiera que tenga el corazón más grande que las orejas
seguro que va a disfrutar con Faithful Man.
07 LIARS – WIXIW (Mute)
Liars son impredecibles. Junto a Deerhoof me parecen las dos propuestas más
ricas que corren por el mundo actualmente. WIXIW es un giro electrónico a la
música de los de Brooklyn y un cruce de sensaciones contradictorias. Mientras
por un camino llega una tensión más oscura que una gasolinera de madrugada, por
el otro llega una afabilidad y suavidad inauditas hasta ahora. “No.1 Against
the Rush” es de las canciones más accesibles que han escrito nunca: TV on the
Radio moriría por una melodía como esta. La base de “A Ring on Every Finger”
podría ser considerada pseudo-hip hopera. “Ill Valley Prodigies” es como si los
reyes del “multi-ruidito” Tunng se pusieran a versionar a Radiohead. “Flood to
Flood” parece inspirada en la música oriental. En definitiva, WIXIW es la prueba
que un acercamiento al drone siniestro puede ser bonito.
08 SUN ARAW & THE
CONGOS – ICON GIVE THANK [FRKWYS VOL.9] (RVNG)
Mi problema con Sun Araw
es que su música me parece muy lejana, me cuesta mucho entenderla. Nunca he
conseguido conectar. Rebobino. Os cuento. Los del sello RSVP tienen un proyecto
–“FRKWYS”– en el que se dedican a juntar músicos contemporáneos vanguardistas
con sus principales influencias, para que produzcan un disco conjunto. En este
volumen 9, han juntado a The Congos -una de las bandas de reggae de los 70 que
vivían en el regazo de Lee “Scratch” Perry- con los mencionados Sun Araw. un proyecto experimental liderado por Cameron
Stallones que pasa sus influencias africanas por un filtro psicodélico para
conseguir un sonido ambiental, muy alejado de cosas que podéis tener en mente
(Animal Collective, High Places, etc). El resultado es algo extrañamente
precioso. El mundo paralelo de Sun Araw, su universo etéreo, se concreta. Todo
cambia. Me parece un disco cercano, una caricia susurrada. Me parece un terreno
más conocido y eso me da un punto de confort que yo necesito. Sí, soy así; no a
los riesgos. La base reggae del disco lo hace mucho más digerible, mucho más
tangible. Es un disco reflexivo, inspirador, que ha aderezado mis largos días
laborables de 2012. Ha sido un buen acompañante de viaje.
09 GIANT GIANT SAND –
TUCSON (Fire Records)
Decía Howe Gleb que la duplicación repentina del adjetivo se debía al
engrandecimiento del grupo. No debería sorprender; Giant Sand siempre se ha
definido como Gelb más un colectivo de músicos cambiante. Lo que sí sorprende
es que para esta delicatessen de southern rock más americano que un paquete de Lucky
Strike, la mayoría de los músicos sean daneses. Aires de Cohen y Reed, melodías
cálidas y arrastradas, y el sello fotográfico de una de las bandas que mejor
saben definir un paisaje con su música.
Sunday, February 10, 2013
Mejores Álbumes de 2012 (del 10 al 20)
10 GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR – ALLELUJAH! DON’T
BEND, ASCEND (Constellation)
¿Os acordáis cuando se puso de moda lo del post-rock? Las críticas se derretían
en elogios hacia esa música tan “adulta”. Pues bien, aquí nos encontramos, 2012,
el revuelo de las canciones montaña rusa y las guitarras expansivas parece que
ya no copa los telediarios, pero sigue habiendo gente que va dando vueltas de
tuerca al Movimiento. Lo que me fascina de este disco es la gestión de los
tiempos. Del post-rock al iniesta-rock. Me fascina cómo, sin brusquedad,
consigue dejarte en el suelo sin que te des cuenta. También cómo fusiona tantas
capas instrumentales heterogéneas en un solo bloque sólido. Incluso se permiten
el lujo de empezar canciones con unas melodías balcánicas... y aquí no ha
pasado nada. No he leído muy buenas críticas al respecto, tal vez las
expectativas después de un silencio de diez años eran demasiado altas, pero
desde mi punto de vista es, sin duda, uno de los mejores viajes atmosféricos
del año.
11 JULIA HOLTER – EKSTASIS (RVNG)
Ekstasis tanto sirve como perfecto acompañante de pereza dominguera entre
sábanas, como de copiloto en un paseo automovilístico por la ciudad pintada de
luces de neon. El persistente canto de sirena de Holter es tentador. Parece que
la intención del Holter es llevarse tu mente de viaje, de viaje borroso, como
un sueño del que consigues recordar trozos pero nunca la historia completa. Me
gusta que el disco no intente ser un monólogo unidireccional que pruebe de transmitir un
mensaje claro, me gusta que intente ser la banda sonora de mi imaginación, que
el centro sean mis pensamientos. Es un disco onírico y misterioso, pero si
pretendemos describir su parte tangible -fuera del mundo de las ideas-, podemos
referirnos a éste como un disco de pop de cámara hundido bajo varias capas de una
electrónica más suave que el papel de váter más caro del súper.
12 THE MEN – OPEN YOUR HEART (Sacred Bones)
Lo siento, The Men. En vuestra parcela de protagonismo ha tocado mi breve
reflexión personal de cada año. Cada año que pasa, el folk y la vertiente más
suave de la música “experimental” (feo apellido) van ganando espacio de escucha
al rock y a los sonidos más fuertes. ¿Me hago mayor? Lambchop, Black Swans,
Mount Eerie, Andrew Bird... ¿Qué me pasa? Yo antes era un rebelde y me estoy
convirtiendo en un pijo sibarita. ¿Puede ser esta la respuesta al por qué mi
éxito con las chicas está bajando al ritmo del rating español de S&P? Sólo
me falta empezar a comprar discos de jazz. Por suerte, de vez en cuando, aún me
entran ganas de estar en calzoncillos en mi habitación ponerme los cascos y The
Men a toda pastilla. Imaginarme que soy una estrella de rock, escupir al público
al principio de cada canción, secarme el sudor con la camiseta al final y
cargarme los amplis en el bis. Espero que las ganas de seguir saltando encima
de la cama duren mientras mi peso lo siga permitiendo. Gracias a Dios siguen habiendo buenos discos de rock. Perdón The Men, ahora sí, el escenario es todo vuestro: http://youtu.be/QSFAtieNonE
13 CLOUD NOTHINGS –
ATTACK ON MEMORY (Carpark Records)
Es verdad, tengo predilección por este tipo de música. Pero igual de verídico
es que muchos de los grupos que la hacen
caminan sobre un estrecho límite que separa lo atrevido de lo facilón. La
bandita de Dylan Baldi había comprado muchos boletos para pasar al lado oscuro
pero este año ha llegado “Attack On Memory”, su primera bandeja de material
tangible -más allá de EPs y temas sueltos colgados en internet- debidamente
producido. Steve Albini, ni más ni menos. La apertura con la incómoda (en
positivo) “No Future/No Past” y la intensa “Wasted Days” ya son un paso
adelante, toda una declaración de intenciones. Un guiño hacia la mesa de los
Fugazi y un espaldazo a la de los Foo Fighters. Siguen habiendo canciones de
estructura más convencional (“Stay Useless”, “Fall in”), pero juegan más a dar
aire a los ejercicios más elaborados que a ser la columna vertebral del disco.
He incluido “Attack on Memory” porque creo que es un disco fresco y cañero y
Cloud Nothings un grupo que apunta maneras para seguir progresando
adecuadamente.
14 MATTHEW E. WHITE – BIG INNER (Hometapes)
Folk gospeliano. Muy facilongo y de fugaz recorrido, pero resolutivo en las
distancias más cortas. Suena muy cuidado, muy bien orquestado. Recomendado para
fans de Little Wings y para quien Bon Iver se le quede corto. Voces hundidas en
músicas espirituales, con ritmo y soltura. A veces se acerca un poco demasiado
a R.Kelly, pero cuando parece que se va a quemar, consigue dar media vuelta y
empezar otro camino. Su música y filosofía de vida queda bien retratada en el
estribillo de “Steady Pace”: “As long as we are moving at a steady pace, baby,
we can take our time”. Mola.
15 CHRIS COHEN – OVERGROWN PATH (Captured Tracks)
Un poco de historia. Chris Cohen ha sido durante muchos años guitarrista de
Deerhoof y fundador de The Curtains, últimamente ha colaborado con celebridades
del mundo indie como Ariel Pink o Cass McCombs. Este es un álbum pacífico,
delicado, de los que funcionan como un reloj. He estado pensando en
influencias, que siempre ayudan a que os metáis en internet a buscar algo suyo,
pero me es complicado. Hay muchas cosas, pero poca obvias, al menos para mí.
Hay un par o tres de canciones que suenan a Yo La Tengo, sobretodo “Rollercoaster
Rider” y “Optimist High”. Igual también hay algo de Chad van Gaalen. Pop
trotante y noventero, sonando como un lo-fi bien producido.
16 THEE OH SEES – PUTRIFIERS
II (In The Red Records)
Zapatilla de la buena. Seguramente son la banda más en forma del panorama del
rock psicodélico actual. Putrifiers II le da mil patadas al sobrevaloradísimo
nuevo disco de Tame Impala. Imaginaos a los Kinks de viaje narcoléptico (ese
estribillo de “Flood’s New Light”) o a la Velvet más garajera. Me parece su
disco más maduro, un buen resumen de la diarrea creativa de los últimos años de
la banda de John Dwyer y un inmejorable punto de partida para empezar a
conocerles. Música con muchas caras, tanto te la imaginas en siendo tocada en
el sótano más tenebroso de Bucarest, como en Woodstock en el 69.
17 WOODS – BEND
BEYOND (Woodsist)
Ya sabéis que Woods han sido una de mis bandas fetiche en los últimos años.
Este Bend Beyond es tal vez su disco más psicodélico, mucho más sesentero y
distorsionado que sus anteriores trabajos. De hecho, al contrario que en Sun
and Shade (Woodsist, 2011) o Songs of Shame (Woodsist, 2009), nos encontramos con
pocos tramos paisajísticos. El riff de entrada de “Size Meets the Sound”
podrían haberlo firmado los Black Lips, y en algunas partes del disco te preguntas
si no has puesto un disco de Jefferson Airplane por error. Incluso se atreven a
acercarse a unos años 50 modernizados en “Wind Was the Wine”, con dejes de Cass
McCombs. “Is it Honest” y “Back to the Stone” son los temazos marca de la casa
que van dejando caer en cada álbum. Su aparente repetitivismo acaba en el
momento en que te sumerges en cada una de sus canciones. Otro sobresaliente
para los de Brooklyn.
18 JAAKKO – RIGA (-)
No preguntéis cómo lo conocí, porque no me acuerdo. De hecho tengo muy poca
información suya, no sé ni de dónde es ni su nombre completo. El caso es que acabé
en su bandcamp y después de escuchar la primera canción de su cassette
auto-producido, “Full-time Daddy (Part-time Punk)”, acabé pagando tres euros
por una de esas descargas donde tú decides cuanto pagar. La comparación más
obvia es Jonathan Richman. Esa anarquía poética, el espíritu naïf/intelectual,
el aire DIY... Pero también hay influencias del pop nórdico de ukelele y
trompetita o una versión amarga de los caramelos de Belle and Sebastian. De
momento queda una inspiradísima aventura amateur, veremos si el señor nos
deleita con más material en los próximos años. Quedamos a la espera.
19 TITUS ANDRONICUS –
LOCAL BUSINESS (XL)
Aún sigo digiriendo “The Monitor” (XL, 2010), el último álbum de esta de banda
de punk bourbonero de Nueva Jersey. En su momento no le encontré el qué, igual
se me hizo grande. Un álbum conceptual sobre la Guerra Civil americana que,
incluso en forma, escapaba de cualquier deje de simpleza. Han ido pasando los meses,
ha ido creciendo y ha llegado a la cima justo cuando han publicado su siguiente
referencia. Local Business empieza como un torpedo, incluso rallando a un nivel
más alto que su predecesor. Las tres primeras canciones merecen un panteón en
el cementerio del rock americano. Como si Deer Tick se lo tomaran en serio, o si
Bright Eyes hubiesen compartido piso con los Ramones. El álbum es intenso, pero
cercano: leí en una entrevista que son las canciones más biográficas que
Patrick Stickles había escrito (imaginároslo en “My Eating Disorder o en “(I Am
The) Electric Man”). Lástima que el último par de temas rebajen el listón,
porque si no estaríamos hablando de una obra maestra.
20 SPIRITUALIZED – SWEET HEART, SWEET LIGHT (Fat Possum)
Entiendo que Jason Pierce genere controversia. Entiendo que
Spiritualized sea un grupo criticado. Su música estaría más cómoda sonando a
finales de los 90, con el público familiarizado con el pop armónico británico,
con el shoegazing amable. Entiendo que se le critique la poca evolución en su
creatividad, y es verdad, hemos escuchado una canción como “Too Late” en todos
sus discos. Sí, la esencia de todos sus álbumes (post Ladies & Gentlemen) es
parecida, pero las formas han cambiado... a mejor. Y es que hay un abismo de
madurez desde Amazing Grace hasta Sweet Heart, Sweet Light. Jason nunca había
sonado tan consistente como aquí, y no ha dejado de explorar nuevos campos
psicodélicos. Nunca había escrito nada tan punzante como “Hey Jane”. Me da la
sensación de que ha consolidado su sonido, que ha llegado perfeccionarlo y que
a partir de ahora ha decidido dedicarse a pulir las formas en las que le da
vida. El cierre con “So Long You Pretty Thing” es de lo mejorcito del año: http://www.youtube.com/watch?v=Mg_PqVgkSR0
Wednesday, February 06, 2013
Military Madness
Tenía
un escrito preparado para despedir a Jason Molina, pero al leerlo otra vez no me
ha transmitido nada, estaba vacío. Esta tarde me encierro en mi habitación, me
pongo algún disco suyo y lo vuelvo a intentar. Fumando era más fácil escribir,
os lo aseguro.
En los
días de trabajo lento y desidioso necesitas ocupar la cabeza en otras cosas. Piensa
para no pensar. Mira el correo. Lee crónicas de conciertos en ciudades
extrañas. Ves a mear. Fuerza una conversación innecesaria. Hazte un té. Piensa
que dejar el café no ha sido una buena idea. Escucha algún disco que tengas
pendiente. Lee las noticias del día. Llama a un amigo para comer. Paga la
fianza para un nuevo piso y mira quien viene en concierto durante los próximos
meses.
Vienen
Crosby, Stills y Nash. Uno de los grupos emblemáticos del hipismo americano. Y
seguramente, uno de los primeros supergrupos de la historia moderna, formado
por rebotados de Byrds, Hollies y Buffalo Springfield. Neil Young se ha unido a
ellos en largas épocas, alterando el nombre del grupo y ayudándoles a conseguir
grandes éxitos de ventas en prácticamente todos sus intentos. Habréis escuchado
canciones suyas seguro. Yo me puse con ellos cuando descubrí Woods, hará unos
cuatro o cinco años. En Songs Of Shame versionaban “Military Madness”, una canción
de Graham Nash. Tardé un par de discos en darme cuenta de que no eran lo mío. Aun
así, cuando me enteré de que venían fue recordar “Military Madness” y echar de
menos una buena guerra de bombardeos nocturnos en Teherán. Ay, George W.,
cuanto faltas en este mundo de amapolas rojas y canciones de Manel:
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