Superchunk. No Pocky For Kitty (1991). Superchunk era un grupo con aires de grandeza. El sello Geffen era el símbolo del indie y del grunge por eso de tener a Nirvana y Sonic Youth. Todas las bandas querían ser como una de las dos. Superchunk no (aunque firmaron por Geffen, claro). Su música suena a ellos mismos. Al Indie le añadieron algo del punk más comercial que se hacía en los últimos 80 en Estados Unidos y se curaron en salud dejando los galones de la producción a Steve Albini (Shellac). Albini consigue que el disco no sea la piedra fundamental de los Blinks que saldrán en la segunda mitad de los 90 y dota el disco de una psicodelia, profundidad e intensidad. Intensidad y ritmos acelerados para no poder parar de mover el cuerpo, que ya le faltaba al Indie contemporaneo. Una pieza de puzzle fundamental para entender el rock más alternativo y a la vez el más comercial que se está haciendo ahora en Estados Unidos.
Pixies. Doolittle (1989). No, Doolittle, no es un disco de Indie-Rock. Melodías pop mezcladas con gritos (del una vez) Black Francis. Una línea de bajo capaz de atravesar paredes. Pixies fueron un grupo único; sólo ellos sabían lo que hacían. Sentaron cátedra. ¿Cómo son capaces de sonar duro sin perder la accesibilidad? ¿Cómo pueden encabir La La Love You entre Crackity Jones y No.13 baby? Sólo ellos fueron capaces de darle sentido a todo esto. Aunque al principio de Doolittle parezca lo contrario, no perdieron su vena pop de anteriores discos. Y si no que se lo pregunten al bajo de Here Comes Your Man alias "vuelven los Beach Boys". El coche va acelerando y frenando todo el rato, pero eso no molesta; seguramente vas borracho y eso te parece el paraíso de la fiesta. Le dices al disco "haz conmigo lo que quieras" y te lleva a un viaje con monos en el cielo, a letras sin sentido racional, a diversión hedonista, a explicarte que si el hombre es cinco y el demonio seis, entonces Dios es siete; a decirte que es amigo de "Pablo Picopiedra", a ese estribillo de Dead y al cierre de Gouge Away. Un clásico del rock gamberro y colegial, del pop comercial que nunca podría ser comercializado, y metido en un huerto lleno de plantas de Indie creciendo sin cesar.
Slint. Spiderland (1991). El otro día hablamos de post-rock. Ahora que Mogwai se pasean por todos los festivales del mundo que hay y que van a haber, va bien echar la vista atrás. En Spiderland casi no se canta: o se habla o se grita -extrapolación del mundo en que vivimos-. Slint fueron los primeros que derivaron la ecuación de Indie-Rock y, aunque corta, su trayectoría fue básica para escribir esa corriente paralela que ha sido el post-rock durante los 90. Spiderland es como una persona cogida en la barandilla de un transatlántico que piensa en lo bonito que es el mar mientras su interior debate si tirarse o no. Los cuarenta minutos que dura el disco la melodía cruza sin parar la línea de la inquietud para zambullirse en paisajes idílicos sin olvidar la depresiva angustia del otro lado. Los casi nueve minutos de Washer puede ser un buen ejemplo de contrastes. Como todo disco de post-rock no tiene sentido destacar alguna canción, hay que entederlo como un conjunto diseñado para escuchar en su totalidad. Uno de los mejores discos de los 90.
Sonic Youth. Goo (1990). Llegamos al grupo con que rápidamente se identifica el movimiento. De Sonic Youth se dice que es uno de los grupos del que más se habla y del que menos discos se escuchan. Música densa y con riffs recordando a los 70 más punk. Durante toda su carrera Sonic Youth han conseguido crear un sello registrado que nadie ha podido nunca emular. Han seguido una línea durante toda su carrera: si escuchas una canción ya sea de su primer o su último disco puedes decir que es de Sonic Youth. Por eso mismo se hace difícil escoger discos que destaquen de Sonic Youth. Este lugar lo podría estar ocupando tranquilamente Dirty o Sister entre otros. Por qué Goo entonces? "Oh, han firmado por Geffen y han hecho un disco con canciones!". Parecía que se abrían a un sonido más asequible pero en le fondo siguieron haciendo lo que les daba la gana, o lo que ellos creían que debían de hacer. Una barrera de sonido separaba su música de los easy-listeners que tan bien hablaban de ellos pero que nunca habían podido acabar un disco suyo. Goo fue la reafirmación; "tendréis Sonic Youth por años". No hay ninguna canción que baje un paso atrás y se raje. Todas sacan pecho sin miedo a lo que pueda pasar. Ese inicio destrozador Dirty Boots - Tunic (Song For Karen) - Mary-Christ - Kool Thing - Mote... véis iba a decir el inicio pero si no me paráis suelto todo el disco. Nothing... lipstick, a little blood.
Pavement. Slanted And Enchanted (1992). Pavement son los hijos que todo padre indie quisiera tener. Son los niños buenos del Indie. Si me preguntáis que por qué no se han hecho más famosos os diré: me encanta que me hagáis esta pregunta pero no os la sé responder. Su carrera ha cruzado toda la década de los 90 (Slanted And Enchanted fue su debut), y han sido uno de los portadores de la etiqueta indie durante todo su transcurso. Han sido el caballo regular de Matador. A mi parecer se han ido haciendo débiles con el paso de los años, se han ido acabando las ideas. Sólo su segundo disco Crooked Rain, Crooked Rain (1994) podría compararse a éste, y aún así cae lejos. Slanted And Enchanted te sube la moral, es una inyección de energía. Supongo que tendrá algo que ver con esas melodías de Noise-Pop firmadas por Malkmus. Dos de sus mejores canciones abren el disco; Summer Babe (Winter Version) y Trigger Cut/Wounded-Kite At :17. Una de las grandezas del disco reside en ese sonido poco trabajado. Suena como si fuera una banda amateur; pero si escuchas todos sus otros discos, éste hecho funciona como común denominador infalible y altamente atractivo. Un disco importante, Pavement también ha creado escuela. En ocasiones el corazón necesita de la superficialidad aparente de Pavement frente a la profundidad empírica de un Sonic Youth cualquiera.
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