Nos pueden tachar de sibaritas musicales, pero nosotros miramos al cielo y suena The Only Road. Vimos un poco del pop endulcorado -y aplumado- de Euripidis And His Tragedies. Siempre es difícil abrir un festival, por pequeño que sea. La banda sonó bien y divertida, nada que objetar (y nada que destacar). Bobby Bare Jr le sucedía en el Auditori. Bajo mi punto de vista les faltó un poco de inspiración. Igual el hecho de no estar metidos en un gira, y tomárselo como un paréntesis vacacional no ayudó en demasía. Se agradecieron los ramalazos guitarreros para despertar a la audiencia siestera que habitaba la sala. Pero es que esas butacas...
No encontramos el famoso pasillo subterráneo para pasar de Auditori a CCIB sin pelarnos de frío. Así que nada, chaqueta y a los Tiki Phantoms. 20 personas contadas en el escenario grande para recibir a los siniestros Tiki Phantoms. Todos con calaveras por máscara y atuendos acorde salieron a capear el temporal como más bien pudieron. Sorprendieron para bien, para muy bien. Su surf-rock instrumental, que heredaba desde el sonido de Little Richard hasta los Dead Kennedys, pasando obviamente por los míticos Straitjackets, parecía sacado de una película de Tarantino. Absolutamente recomendables, aunque seguro que váis a escuchar sobre ellos muy pronto. De vuelta en el Auditori para ver a Lanegan, Dulli y sus Twilight Singers. Ante todo, participación limitada del de Screaming Trees. Qué queréis, me esperaba algo diferente... Aún así Dulli estuvo soberbio. Entre cigarro y copa dió una lección de rock al personal. Empezando por repasar los últimos trabajos de The Twilight Singers, pidiendo a la gente que se levantara de sus asientos: "esto es un concierto de rock", y haciéndonos gozar con algunos temas de los Afghan Whigs. Dos veces en un año no es suficiente, queremos que venga más. Y si se reunen los Afghan Whigs, mejor que mejor.
No venden perritos calientes dentro del recinto. De hecho sólo venden bocatas enneverados. Suerte que Diagonal Mar está a un minuto. Un buen bocadillo siempre va bien antes de uno de los conciertos más esperados de la noche. Richard Hawley volvía a Barcelona como triunfador del Primavera Sound 2006 y con ganas de repetir éxito. Todo estaba a su favor, el público, el escenario, el impecable sonido. Y, obviamente, no defraudó. La banda sonaba aún mejor que en junio, más compacta, si cabe. El setlist fue similar que el de primavera; Hawley incluso remarcó más aún el último Coles Corner y casi no se dejó ningún corte en la chistera. El de Sheffield se encuentra cómodo con su golpes de pelvis cincuenteros y su voz reclutada de la más profunda niebla. Something is... !, y la que usó para cerrar, The Only Road, sonaron redondas e inspiradísima. Me supo mal tener que irme antes del bis pero Sparklehorse nos gritaba desde el CCIB. Y vaya si nos gritaba, llegamos con Piano Fire retumbando en nuestro estómago. Las canciones del discazo que acaban de sacar llegaron a la altísima altura de sus otros himnos. Mark Linkous iba saltando de Low a Mercury Rev con muchísima elegancia y alternando canciones limpias y calmadas con energía y voicecode a raudales. Igual fue una visión subjetiva pero me atacó la idea de querer verlos a ellos en una sala tranquilamente y con dos horas por delante. No me había pasado con los anteriores. Igual es por la sobredosis de canciones formidables que contienen todos sus discos, que hace que siempre se dejen alguna que no querías perderte. De todos modos, durante la hora que duró el concierto, algo mágico invadió la sala y elevó al personal a otro nivel musical. Sparklehorse están muy por encima de todo lo demás.
Después de un rápido paseo para ir a ver a la hiperactiva cantante de Cansei De Ser Sexy, que nos dejó con la incógnita si con unas copas más y a las 4 de la noche este concierto podría haber sido apoteósicamente divertido, volvimos al Estrella Damm preparados para disfrutar otra vez con They Might Be Giants. Los neoyorquinos nunca fallan. Bajo mi punto de vista estuvieron por encima del espectacular concierto que dieron el 2005; pero supongo que eso es difícil de afirmar categóricamente. El setlist ayudó a ir calentando al personal para un final tremendo. Sonaron todos sus grandes canciones -Dr.Worm, New York City, Drink! (dedicada a Estrella Damm), Istanbul, etc.- y supieron alegrar al personal mostrando sus dotes de showmen. Era la hora perfecta para una buena dosi de pop inspirado y college rock. Immejorable (como siempre).
Saturday, December 02, 2006
Primavera Club. Día 1
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