Friday, August 10, 2012

Deserción sobre la música británica

Era previsible. Cada cierto tiempo, aparece un grupo que logra recoger la esencia de la actitud y valores británicos. Después de la crisis de principios de los 90, donde parecía que la música comercial se limitaba al dance más petardero, los medios británicos seguían buscando sus nuevos Smiths, el grupo "indie" que conquistará todos los hogares de las islas. Entre un tumulto de bandas pop que empezaron a surgir como setas en el bosque después de un amanecer otoñal lluvioso, fue un disco el que pareció conectar más con el pijo de Notting Hill, el hijo del androide al paro de la Sheffield post-industrial y al zoofílico hereditario de las Highlands. Confidence, is a preference for the habitual voyeur of what is known as... Parklife. Relatos costumbristas e irreverentes, hablando de tú a tú a todos los estratos sociales del país.

Más adelante, con la crisis de finales de los 90 -esta vez crisis cultural, la caída del britpop (as we know it)-, parecía que el siempre prolífico Reino Unido había vuelto a desconectar de lo que estaba pasando en la calle. Es difícil para los Albarns, Gallghers y Cockers saber como es la vida de parque si viven en la parte alta de Los Ángeles. Ay, pero la música británica es cíclica, y volvieron a la carga. Mientras el hip-hop empezaba a invadir las calles (* traducción del inglés. Véase "The Streets"), el nuevo enfant terrible se estaba confeccionando a base de drogas, sexo y discos de los Pistols. El revival rockero liderado por la costa este americana, se materializó en Inglaterra con Pete Doherty y sus Libertines. Incorrección política, letras pensadas para que al cantarlas tengas que esparcir pequeños misiles de saliva por doquier, y mucho delirio narcoléptico. Había vuelto a pasar: alguien había logrado desclavar la espada del tronco, alguien había  izado una bandera generacional en el palacio de Buckingham.

Después de una breve época glaciar donde sólo algunos monos árticos fueron capaces de dar continuidad al hilo abierto por las bandas de principio de siglo, nos volvemos a encontrar en la misma encrucijada: el vagón de la música albiona ha vuelto a perder a su locomotora. Pero, amigos, antes de descarrilarse por completo, ha conseguido encontrar su nueva estrella polar.

Ya llevaban años insinuando que habían nacido para hacer algo grande. Llenaban estadios y festivales, gustaban a niños y abuelas, cantaban a los límites de la castración. Sólo les faltaba encontrar esa sucesión de notas y frases que les dejara para siempre más en el corazón de una generación de británicos deseosos de encumbrar realeza. Por fin lo han encontrado. Por fin alguien ha conseguido mezclar la potencia rítmica del dub-step, la fuerza sonora de los mejores Linkin Park y Evanescence, por fin alguien ha encontrado su musa a quien escribirle los versos más inspirados de la última década. Sin más dilación, os dejo con la letra y video de la mejor canción de los últimos tiempos, la que mejor define nuestra época:

Un-sus-tain-able! 
Un-sus... 
Unsustain, unsustain, unsust... 
Un-s... un-s... 
Unsustainable, 
Unsustainable un-sus... 
Unsustain, unsustain, unsust... 
Un-sus... un-sus... 
You're un-sus-tain-able! 





Wednesday, August 08, 2012

Modelos de negocio

Buenos días.

Hace muchos años, el principal volumen de venta de música venía dada por el formato single. Grandes artistas de los años 50, se jugaban la reputación y el sueldo con el lanzamiento de grandes canciones con pequeños discos de vinilo -de 7 pulgadas de diámetro-, normalmente acompañadas de alguna cara B. No fue hasta bien entrada la década de los 60, cuando gentuza como Bob Dylan o incluso grupos hasta la fecha obsesionados con las listas de singles más vendidos como los Beach Boys o los Beatles, se dieron cuenta del potencial narrativo de un LP. Podían crear un discurso durante 40 minutos, con sus altos y sus bajos, sus argumentaciones, sus gritos, sus súplicas. Se dieron cuenta que podían ser como Faulkner o Chandler, que podían contar historias más profundas, que no se quedaran en la superficial intención comercial de realizar productos pegadizos de 2 minutos. Si nos vamos al símil del parque de atracciones; un single es como la atracción del mazo que hace subir el contrapeso hasta alturas altísimas. El LP pasaba a ser como el laberinto: para gente más adulta, con ganas de razonar y sacar jugo de cada experiencia. De alguna manera, tenía sentido que cuando los grupos se hacían mayores, quisieran que la gente valorara su arte de una manera más adulta.

Pero claro. Había que seguir haciendo dinero. Y no había tiempo de poner una obra conceptual de 50 minutos por la radio. Había que seguir fabricando una bala que viajara por las ondas y cautivara a primera escucha a tanta gente como fuera posible. El "Single" como se ha entendido desde los 70 hasta la actualidad, es una carta de presentación de un nuevo álbum del grupo. Incluso, desde los últimos Beatles, y sobre todo durante la segunda mitad de los 70 con la llegada de "Bohemian Rhapsody", suele venir acompañado de un videoclip para impactar tanto a oyentes de radio como a tele-espectadores.

Las discográficas escogían la canción con más potencial comercial de las presentadas por los grupos (si no existía, la acababan consiguiendo) y la mandaban a todo títere con cabeza y micro. Esta sería la que tirara de las ventas de los álbumes, que seguían creciendo en detrimento de las ventas de singles.

Con la explosión de internet y el auge de compartir o comprar música sin formato físico, el poder del single ha disminuido. Tienes a un click todo lo que quieras, por lo que esa carta de presentación no es tan importante. De todas maneras, se siguen presentando "adelantos" de álbumes en forma de canciones en blogs, revistas, radios y páginas webs especializadas. Y las canciones vam acompañadas de increíbles videos musicales, que se han convertido en objeto de culto después de la llegada de realizadores como Cunningham, Jonze, Gondry y etcéteras. Esos videos musicales también funcionan como "adelantos" de próximo lanzamiento de álbum.

Los álbumes ya no son para la mayoría de grupos la principal fuente de ingresos, son los directos. Y los adelantos de canciones son las que después los fans corean en los conciertos y acaban siendo una de las principales fuentes de atracción de los espectadores a los conciertos.

Hasta aquí todo claro. Pero después llegaron Animal Collective. Estos freaks elevados por la prensa musical a gurús de la evolución cultural, han girado los tornos. Su esquema es distinto: crean canciones > las finalizan y apuntalan > graban un disco > crean más canciones > se van de gira por medio mundo > como ya se han olvidado de las canciones que grabaron para el último álbum, se dedican a practicar las nuevas creaciones delante de la gente, entender su feedback y mejorarlas > cuando acaban la gira, finalizan y apuntalan las nuevas canciones > graban un álbum.

Como resultado, los "adelantos" musicales de sus nuevos álbumes son piezas de orfebrería con el sello "Validado por los fans" con un cierto deja-vu, y sus conciertos no tienen nada que ver con lo que el respetable está esperando.

Toda esta introducción sólo viene porque quería enseñaros la nueva (¿nueva?) canción de Animal Collective,  pero tengo poco trabajo y doy rienda suelta a mis dedos. A los que los habéis visto durante 2011 seguro que os sonará: